Se ha presentado al Consejo Asesor de Medio Ambiente el documento final tras someter el borrador a un periodo de consulta y exposición pública.

El consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, Íñigo Nagore, ha presidido la reunión del Consejo Asesor de Medio Ambiente en la que se ha dado el visto bueno al plan director que marcará la política en materia de prevención, gestión y recogida de residuos en la comunidad autónoma durante los próximos diez años, y también a los planes de acción para reducir el ruido en los grandes ejes viarios de La Rioja.

El Plan Director de Residuos de La Rioja 2016-2026 tiene como principal objetivo avanzar hacia un consumo más responsable y potenciar la economía circular para favorecer la recuperación y reutilización de materiales, eliminando en todo lo posible el vertido de los residuos. En este sentido, la inversión prevista por el Gobierno de La Rioja durante el periodo de vigencia del plan se cifra en 11,8 millones de euros, además de los costes de recogida y gestión que comparten entidades públicas y privadas.

Desde La Rioja, y en colaboración con los ayuntamientos y otras entidades, se trabajará en diferentes ámbitos para abordar las propuestas incorporadas:

• Prevención: que cada habitante no genere más de 1 kilo de residuos al día (en la actualidad se generan 1,06 kg por hab/día)
• Reciclado: alcanzar un 60% de reciclaje en 2025.
• Preparar para la reutilización: un 2% del reciclaje está orientado a la recuperación para un nuevo uso, especialmente en ropa, juguete, muebles y aparatos eléctricos.
• Mantener el modelo actual de recogida con 4 contenedores: Fracción resto, Papel, Envases ligeros y Vidrio. No obstante, las instalaciones del Ecoparque permiten el tratamiento de materia orgánica recogida selectivamente.
• ‘Puerta a puerta’ de vidrio en el sector HORECA, y también en el caso grandes productores como comedores escolares, hospitales o servicios residenciales.
• Ampliar el servicio de recogida ‘puerta a puerta’ de papel-cartón en el sector comercial, administración y oficinas de las aglomeraciones urbanas y polígonos industriales.
• Extender y mantener la red de recogida selectiva de papel-cartón, mediante contenedores en calle, a todos los núcleos urbanos de La Rioja de más de 25 habitantes.
• Ampliar la cobertura de recogida selectiva de envases a todos los municipios de más de 100 habitantes.

El alcance del plan contempla la gestión y recogida de residuos domésticos y comerciales, sanitarios, de construcción y demolición (RCD), industriales, agropecuarios, aparatos eléctricos y electrónicos, pilas y acumuladores, vehículos fuera de uso (VFU), neumáticos fuera de uso (NFU), aceites industriales usados, y lodos de depuradora

Por otro lado, se quiere potenciar la economía circular de los residuos a través de la recuperación de materiales de cerca de 32.000 tn de materiales de residuos Urbanos, recoger el 65% de los aparatos eléctricos y electrónicos usados, y 10.000 tn de compost procedente de recogida selectiva de biorresiduos.

Acción contra el ruido en ejes viarios

El Consejo de Medio Ambiente ha aprobado también los tres Planes de Acción contra el Ruido que se llevarán a cabo para resolver un problema que afecta a los vecinos de tramos de carreteras en Arnedo, Logroño y Villamediana, cumpliendo con los objetivos de calidad acústica que exige la normativa europea

En concreto, se actuará en un tramo de 3,9 km en la LR-115 que atraviesa Arnedo con la construcción de una nueva rotonda;  mientras que el trayecto que conecta el barrio de La Estrella, en Logroño, con Villamediana en la LR-250, con casi 4,2 km de longitud, se instalará asfalto fonoreductor para reducir el ruido del tráfico rodado desviando también el tráfico ligero con dirección a Zaragoza. Por último, en esta misma vía, a la altura de Villamediana, se colocarán pantallas acústicas en dos tramos.

El presupuesto estimado para el desarrollo de estos planes asciende a un millón de euros, de los cuales 609.000 se destinarán a la rotonda de Arnedo.

Las medidas incluidas en los planes se revisarán cada cinco años para evaluar su implantación y verificar que consiguen reducir los niveles sonoros hasta alcanzar como mínimo los objetivos de calidad acústica establecidos por ley.