Salud pone en marcha la Unidad del Sueño en el Hospital San Pedro
La nueva Unidad del Sueño, que empezó a trabajar de forma piloto a finales de 2016, ha comenzado su andadura a pleno rendimiento este mes para ofrecer una atención integral a los pacientes con trastornos del sueño.
La Rioja cuenta desde este mes de febrero en el Hospital San Pedro con la Unidad multidisciplinar del Sueño, un nuevo servicio asistencial para el diagnóstico y el tratamiento de trastornos del sueño, en la que trabajará un equipo de especialistas de diferentes disciplinas, como Neumología y Neurofisiología Clínica, así como dos profesionales de enfermería.
La consejera de Salud, María Martín, ha presentado la Unidad junto al director del Área de Salud, Juan Ramón Rábade, y los jefes de sección de Neumología, Carlos Ruiz, y de Neurofisiología Clínica, Carmen Campos. Martín ha asegurado que “con este nuevo servicio asistencial damos un paso más hacia nuestro principal objetivo que es mejorar la calidad de vida de los riojanos, ya que los problemas del sueño pueden producir, a la larga, patologías más severas”.
Para el desarrollo de las pruebas diagnósticas la Unidad dispone de dos habitaciones adaptadas en las que se llevarán a cabo las diferentes pruebas que registrarán y grabarán las variables corporales de los pacientes mientras duermen. Una información que se enviará posteriormente al control central para almacenar los datos y controlar el correcto funcionamiento del proceso.
Por este motivo, los pacientes que sean derivados a esta Unidad deberán acudir a las 21 horas y, tras la colocación de una serie de sensores, dormirán toda la noche en las habitaciones de la Unidad. Por la mañana, sobre las 7.30 horas, se retirarán dichos sensores y el paciente podrá abandonar el Hospital y retomar su vida con normalidad.
Cabe destacar, además, que desde mediados de 2016, el hospital cuenta con un dispositivo ambulatorio y una consulta de sueño donde se atiende a una media de 240 pacientes al mes. Respecto a la nueva Unidad se prevé que realice en torno a 450 estudios nocturnos del sueño cada año.
Recursos propios
Para su funcionamiento se le ha dotado de los recursos necesarios, dos polisomnógrafos, situados en dos habitaciones insonorizadas, con control de voz e iluminación y videovigiladas, con sus correspondientes pantallas en la sala de control, que está ubicada frente a las habitaciones de monitorización y comunicadas con el control de enfermería.
En la sala de control se sitúan todos los equipos monitores cuyo registro permite al técnico vigilar la progresión del estudio a lo largo de la noche y, por el día, los especialistas de sueño analizan todos los parámetros grabados, estudian la distribución, duración, y orden de las fases de sueño pudiendo cuantificar todo ello. Ven si el paciente se despierta (aunque luego no lo recuerde), cuántas veces lo hace y el motivo. Registran la presencia de trastornos de la respiración (ronquido, pausas en la respiración…), o del movimiento (crisis epilépticas nocturnas, movimiento periódico de piernas…), así como otros parámetros que se graban toda la noche; los cuantifican y establecen la influencia que los mismos tienen en el sueño del paciente, para posteriormente indicar un tratamiento adecuado.
Pruebas más frecuentes
Los tipos de pruebas más habituales que se realizan son la video-polisomnografía y la poligrafía respiratoria, entre otras. Para cada prueba se usan diferentes sensores (todos no invasivos), resultando la prueba totalmente inocua.
En general, hay unas variables comunes que se estudian en casi todas las pruebas, los movimientos de piernas, el flujo de aire nasobucal, los movimientos respiratorios, la oxigenación, el pulso y la posición corporal. También se registra la actividad del cerebro (electroencefalograma), junto con los movimientos oculares y el tono muscular del mentón.
El resto de parámetros que se graban se personalizan en función de la sospecha diagnóstica. En los protocolos de sospecha de apnea de sueño, se incide en el registro de parámetros respiratorios y cardiacos que incluyen el registro del flujo respiratorio, la saturación de oxigeno, el ronquido, y canales electroencefalográficos. El Síndrome de apneas e hipopneas obstructivo durante el sueño –SAHS- (cuadro caracterizado por somnolencia, trastornos neuropsiquiátricos y cardiorrespiratorios que lleva a episodios repetidos de obstrucción durante el sueño, despertares y sueño no reparador) es el trastorno más frecuente en las unidades de sueño y constituye el 85% de su actividad.
Y con respecto a la sospecha de un trastorno motor del sueño, al estudio básico se añaden sensores sobre más músculos y se registra vídeo sincronizado con el estudio, de forma que se observa el comportamiento del paciente durante el sueño y permite establecer una correlación con cualquier suceso. Por último, en los protocolos en lo que se sospecha trastorno epiléptico, se añaden varios sensores de encefalograma.
Indicaciones y derivaciones
Las indicaciones de estas pruebas están bien establecidas, con criterios estrictos, y a la vez con cierta flexibilidad para establecer qué tipo de prueba se debe o puede realizar en función de la sospecha clínica y la disponibilidad y accesibilidad de las diferentes técnicas. De esta forma, los especialistas responsables de la Unidad, neumólogos y neurofisiólogos, serán los que valoren e indiquen el estudio a aquellos pacientes que cumplan determinados criterios clínicos, decidiendo el tipo de registro que se va a realizar y qué parámetros conviene monitorizar.
Trastornos del sueño
Los trastornos del sueño son un problema de importancia tanto sanitaria como social de primer orden, ya que afectan a un número muy elevado de personas. Así, por ejemplo, se calcula que el insomnio crónico afecta a un 10% de la población; un 6% padece síndrome de apnea del sueño (paradas respiratorias durante el sueño), el 5% sufre el síndrome de piernas inquietas, los trastornos de conducta en sueño REM, los trastornos de hipersomnolencia central como la hipersomnia idiopática o la Narcolepsia, las parasomnias como los terrores nocturnos, el sonambulismo y otros como la epilepsia relacionada con el sueño, son otros de los trastornos frecuentes del sueño.
La falta de un descanso de calidad puede provocar efectos indeseables como el deterioro de la alerta, de la memoria y del estado de ánimo, lo que puede llegar a provocar accidentes laborales, domésticos y de tráfico y a reducir de manera significativa el rendimiento laboral. Asimismo, los trastornos del sueño se han relacionado con un aumento del riesgo cardiovascular y diabetes.
El sueño juega también un papel fundamental en muchas esferas del desarrollo infantil tales como la conducta, el rendimiento escolar y el crecimiento. Las alteraciones del sueño en la edad pediátrica son frecuentes y, a diferencia de lo que ocurre generalmente en la edad adulta, afectan también y de manera intensa a la calidad de vida del entorno familiar del niño y no solo a su propio desarrollo.