Diego Urdiales abre la puerta grande de Bilbao
El diestro arnedano ha toreado su tercera corrida de toros de la temporada y ha dado una auténtica lección de toreo clásico. Ceñido en un terno verde hoja y oro. Urdiales ha cortado una oreja al primero de su lote gracias a una faena medida basada en el pitón derecho. Diego Urdiales es torero de Bilbao, tiene una comunión especial con la afición de esta plaza. Urdiales y Bilbao forman un tándem que eleva el toreo a la más alta expresión. Muletazos largos, sentidos, hondos. Un Urdiales abandonado y el toreo brotando de la yema de sus dedos. Suavidad en los toques, templanza, cadencia y torería son los adjetivos que resumen una faena rematada con una estocada en lo alto. Al de Alcurrucén le ha costado doblar y el buen hacer del riojano ha recibido una oreja como premio.
La seguridad de saber que el toreo se encuentra en tu interior es de la que Diego hace gala, hoy y siempre. La faena del sexto y último de la tarde ha sido de esas que quedan en la retina. Los recuerdos del aficionado que se agolpan, despacio, en forma de naturales con el engaño adelantado y rematando muy atrás. El compás, el ritmo suave y el toreo -todo el toreo- aglutinado en los 12 minutos que ha durado la faena la cual ha alcanzado una intensidad que ha hecho al público vibrar. El respetable de pie al finalizar cada serie y Urdiales sonriente a sabiendas de que el toreo clásico nunca pasa de moda. Estocada casi entera, dos orejas y el toreo, todo el toreo. Un gran Alcurrucén, “Gaiterito”, y un gran torero, Diego Urdiales.
FICHA
Se han lidiado seis toros de Alcurrucén para Enrique Ponce: silencio y ovación. “El Juli”: silencio y ovación. Diego Urdiales: oreja y dos orejas.
Isabel Virumbrales
Fotografía: archivo
Estaba rota????