OPINION. La depresión en el centro de algunas profesiones, como la enfermera
“El 13 de enero se conmemoró el “Día mundial contra la depresión” con el objetivo de sensibilizar y concienciar sobre esta patología vinculada a la salud mental, que afecta aproximadamente a 280 millones de personas en el mundo. De hecho, la depresión es un trastorno mental común caracterizado por sentimientos persistentes de tristeza, desesperanza, falta de interés en actividades cotidianas y una disminución general del bienestar. La depresión implica una alteración significativa en el funcionamiento diario y puede afectar la capacidad de la persona para trabajar, estudiar, comer, dormir y disfrutar de la vida.
Un tema que preocupa al Colegio de Enfermería de La Rioja ya que, en opinión de Raquel Velilla, su presidenta, “la depresión está muy relacionada con nuestra profesión, por lo que es algo que nos preocupa y mucho. Nuestra profesión está continuamente en contacto con el estrés, la enfermedad, el dolor, situaciones muy continuas de ansiedad, y si se mantiene en el tiempo, se puede derivar a lo conocido como depresión”. También indica que les preocupa “el síndrome de ‘burnout’ o ‘síndrome del trabajador quemado’ que hace referencia a la cronificación del estrés laboral”. Este se manifiesta a través de un estado de agotamiento físico y mental que se prolonga en el tiempo y llega a alterar la personalidad y autoestima del trabajador. Por lo tanto “el Colegio de Enfermería de La Rioja está muy sensibilizado ante el síndrome de ‘burnout’, ansiedad, estrés y la depresión que sufre nuestra profesión. Por lo que estamos ya trabajando para analizar las mejoras estrategias preventivas y asistenciales. Tenemos que cuidarnos para poder seguir cuidando a la sociedad y hacerlo como lo hacemos siempre: de una forma profesional pero con corazón y mente, sanos”, concluye.
Marta Apilánez, enfermera de Salud Mental, incide en que las “enfermeras nos encargamos del cuidado de las personas y de sus familias lo que conlleva una alta reactividad emocional. En ocasiones la presión asistencial, los cuidados generalizados, así como la escasa formación en ‘autoconocimiento’ y ‘gestión emocional’ desencadenan en el síndrome de ‘burnout”, trastornos de ansiedad y depresión. Por todo ello resaltar la importancia de ofrecer el apoyo necesario a este colectivo e incidir en la idea de cuidar al cuidador. Si queremos cuidados de calidad es fundamental cuidar la salud mental de todas las enfermeras”.
Beatriz Angulo, enfermera Especialista en Salud Mental y psicóloga afirma que “se estima que, en Europa, cada año más del 30 % de la población sufre un trastorno mental; entre los trastornos más frecuentes son los afectivos o del ánimo, y entre ellos la depresión mayor, con una prevalencia que se aproxima al 10 % de la población, duplicando la prevalencia de mujeres a la de hombres. En relación con la prevalencia entre trabajadores del sector sanitario algunos metaanálisis elevan la tasa hasta el 22 %. La depresión mayor se ha convertido en una de las patologías más incapacitantes a nivel individual, social y laboral. Por lo tanto, es necesario entender y concienciarnos de que la depresión supone, en la actualidad, un grave problema de salud pública que requiere a nivel interventivo, potenciar las medidas de prevención primaria y secundaria”.
Finalmente, Iván Santolalla, enfermero Especialista en Salud Mental y antropólogo indica que la “tristeza y depresión son conceptos muy distintos. La tristeza es una emoción fisiológica, precisa para la vida y que nos acompaña en determinados momentos de nuestro ciclo vital, habitualmente en relación con las condiciones ambientales. La depresión, por el contrario, es una patología, un trastorno mental grave caracterizado por una tristeza profunda, pérdida de interés, además de por un conglomerado de síntomas emocionales, cognitivos y conductuales como la fatiga, la baja autoestima, retraimiento social, llanto, disminución de la actividad, sentimientos de culpa e inutilidad, falta de deseo e incluso psicosis, entre otros muchos síntomas”. Para rematar que “distintos estudios concluyen que los trastornos depresivos constituyen modificaciones en diferentes áreas cerebrales, cambios a nivel estructural y de funcionamiento de nuestro cerebro, en respuesta a niveles de estrés crónico. El estrés crónico en un cerebro vulnerable puede predisponer el desarrollo de un trastorno depresivo, disminuir la productividad y reducir la calidad de vida. Es importante que las enfermeras y enfermeros aprendamos a abordar estresores específicos para evitar su cronicidad; es fundamental cuidar del sistema límbico, emocional, afectivo de las enfermeras y enfermeros a través del manejo del estrés y el autocuidado emocional. Entre otras herramientas de afrontamiento, la mejora de la comunicación y potenciar el apoyo social es clave para reducir los niveles de estrés crónico”.