La Virgen de la Soledad de Logroño estrenará Manto esta Semana Santa
Su restauración, que ha durado casi dos años, ha corrido a cargo del taller malagueño de Sebastián Marchante, artesano bordador con más de tres décadas de reconocida trayectoria. Excepcionalmente, este año, además del Viernes Santo, también procesionará en la Procesión de El Encuentro.
La Cofradía de Nuestra Señora la Virgen de la Soledad de Logroño ha presentado hoy su Manto restaurado y ha organizado también una exposición bajo el título ‘Hilos de Fe. Entre oraciones y agujas’, en la que se podrá ver el nuevo Manto de La Soledad, una pieza artística y devocional, que vistió por vez primera la Virgen de la Soledad en procesión hace 75 años.
Cabe recordar que el Manto fue estrenado en las calles de Logroño un 14 de abril de 1949, en la Procesión de El Encuentro, que por entonces se celebraba en Jueves Santo. Y es precisamente en esta Cuaresma y Semana Santa de 2024, cuando se cumplen exactamente tres cuartos de siglo de aquel estreno, cuando se vuelve a mostrar el Manto de La Soledad completamente restaurado, tras culminar su restauración y traspaso gracias al esfuerzo de sus cofrades y el apoyo económico de muchos logroñeses.
Para celebrar este acontecimiento, además de exponerlo en la Capilla de los Ángeles de la Concatedral de Santa María de la Redonda, excepcionalmente el Manto de La Soledad volverá a salir a las calles de Logroño en la Procesión de El Encuentro, como aquella primera vez.
Su restauración y traspaso han sido llevados a cabo, durante casi dos años, por el taller malagueño de Sebastián Marchante Gambero, artesano bordador con más de tres décadas de reconocida trayectoria profesional y que ha aplicado a este cometido la atención, respeto y cuidado, además de traspasar la pieza íntegramente a un nuevo soporte de terciopelo.
El acto de presentación del Manto restaurado ha contado con la presencia del Hermano Mayor de la Cofradía Nuestra Señora la Virgen de La Soledad, Luis Ducrós, y del restaurador Sebastián Marchante.
Luis Ducrós ha especificado que el Manto que porta la Virgen de la Soledad “tiene 4 metros de ancho y 5 de largo, y pesa unos 30 kilos. Ha tenido un coste aproximado de 50.000 euros. En ese precio se incluye también, en otras cosas, el Manto transitorio, que es el que vistió la Virgen la pasada Semana Santa”.
Ha recordado, asimismo, que esta tarde, a las 19 horas, se inaugurará la exposición ‘Hilos de Fe. Entre oraciones y agujas’; una muestra en la que, “además del Manto restaurado, se exhibirán papeles con peticiones y oraciones a la Virgen que, bajo los adornos del Manto, las bordadoras, a mediados de los años 40, fueron las encargadas de guardar”.
La exposición podrá visitarse del 12 al 22 de marzo en la Capilla de los Ángeles de la Concatedral Santa María de la Redonda. La muestra permanecerá abierta de lunes a viernes, de 11 a 13 horas y de 18 a 20 horas; y el sábado y domingo, de 10 a 13.30 horas y de 17 a 21 horas.
Esta tarde, además, el restaurador Sebastián Marchante Gambero ofrecerá una charla en la que hablará del proceso de restauración del Manto.
Será a las 20.20 horas en el Altar Mayor de la Concatedral Santa María de la Redonda -en un principio se iba a celebrar en el Espacio Lagares (calle Ruavieja, 18), pero el interés despertado ha superado las previsiones de la Cofradía y las personas interesadas en asistir sobrepasaban, con creces, el aforo permitido en Lagares-.
Marchante ha reconocido que lo más complicado de esta restauración se ha debido a la asimetría del Manto. “No es algo que se vea, a simple vista, pero una vez que empezamos a desmontarlo y a tratar de cuadrar las piezas para restaurarlas vimos que había unas más gruesas que otras”. Además, a causa del paso del tiempo y por esos pequeños retoques anteriores realizados en el Manto, “se había deformado en la zona de la cabeza y eso había provocado que todo el bordado se hubiese viciado”. Por ello, en su taller, han corregido, en la medida de lo posible, esa falta de simetría, a la vez que ha admitido que el bordado “no estaba tan mal, pese al paso del tiempo, aunque el terciopelo estaba en muchos sitios en mal estado lo que podía haber provocado que se rajara”.
Durante estos casi dos años, entre cinco y nueve personas han venido trabajando de manera diaria en él. “Lo hemos dejado lo más parecido a como estuvo en su momento y hemos logrado recuperar ese color más claro en los dorados, que se habían oscurecido por el uso de lentejuelas metaloplásticas y por el uso de cristales de peor calidad”.
Proceso de restauración y traspaso
La restauración y traspaso del Manto de La Soledad han sido llevados a cabo, durante casi dos años, por el taller malagueño de Sebastián Marchante Gambero, artesano bordador con más de tres décadas de reconocida trayectoria profesional. Marchante Gambero ha restaurado la obra que nos legaron nuestros mayores y la ha traspasado íntegramente a un nuevo soporte de terciopelo. Además, se han corregido, todo lo que ha sido posible, los inevitables efectos del tiempo y del uso a lo largo de tres cuartos de siglo. Asimismo, se han mejorado y recuperado algunos bordados y piezas que, a lo largo de la vida del Manto, se habían perdido o habían sido añadidos sin la finura o calidad del trabajo original.
Cada hilo tejido y cada tonalidad restaurada reflejan la habilidad y la dedicación del taller, que ha logrado preservar no solo la estética, sino también la esencia espiritual que La Soledad de Logroño representa.
Esta intervención no solo ha revitalizado la estética de la pieza, sino que también ha contribuido a la conservación a largo plazo de este patrimonio artístico y religioso. Con ello se asegura que el Manto de La Soledad continúe siendo un testimonio vivo de la tradición artística y devocional de la Semana Santa logroñesa.
Historia del Manto de la Virgen de la Soledad
El Manto procesional que luce todos los Viernes Santo la talla de Nuestra Señora la Virgen de la Soledad fue bordado en oro durante la segunda mitad de los años 40 del siglo pasado por las Religiosas Madres Adoratrices de Logroño sobre terciopelo negro de Lyon. Su coste fue sufragado por los habitantes de la capital en suscripción popular convocada en el año 1945. Se recibieron, asimismo, múltiples donativos para obtener el oro con el que se bordó, destacando el donativo anónimo de una mujer, que aportó tres kilos de oro, además de lentejuelas del mismo metal y riquísimos encajes.
Su diseño fue obra de Francisco Javier Rodríguez Garrido (1905-1954), que nació en Madrid, aunque sus progenitores eran riojanos. Rodríguez Garrido estudió Bellas Artes en la Escuela de San Fernando, donde coincidió con Salvador Dalí. Fue cuñado del arquitecto logroñés Agapito del Valle, con quien colaboró en el ornato de varios de sus edificios. Además, fue catedrático de dibujo del Instituto Sagasta, así como un importante pintor de relatos y de murales para diferentes edificios e iglesias.
De unas dimensiones aproximadas de 4 metros de ancho por 5 metros de largo, la decoración del Manto estaba realizada con la técnica del bordado ‘barroco’, que empleaba diferentes hilos de oro y elementos metálicos, lentejuelas, torzal, aguas, moteado, canutillos y laminillas; además de incorporar algunas joyas y pedrería. Muchos de sus elementos se bordaron directamente sobre el soporte, mientras que un pequeño porcentaje se realizó con relleno de lana, cartulina y papel engomado.
Luce el escudo de la antigua Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro y bajo los adornos del Manto las bordadoras fueron las encargadas de guardar pequeños papeles con peticiones y oraciones a la Virgen, que hoy se han recuperado y se muestran en la exposición ‘Hilos de Fe. Entre oraciones y agujas’.
El Manto de La Soledad se ha mantenido en su estado original durante más de setenta años -únicamente ha sido objeto de ligeras intervenciones, realizadas fundamentalmente en los años 1990 y 2009-, por lo que acabó presentando un importante deterioro estructural, que requería de una restauración en profundidad, incluyendo el traspaso de todos sus bordados a un nuevo soporte de terciopelo.
Fue la anterior junta directiva, con Alfonso Ruiz como Hermano Mayor, el que inició todo el proceso de restauración del Manto que hoy, 11 de marzo de 2024, por fin ve la luz, después de casi dos años de trabajo minucioso.
Historia de la Cofradía Nuestra Señora la Virgen de la Soledad
La Cofradía Nuestra Señora la Virgen de la Soledad fue fundada en Logroño el 7 de marzo de 1965, bajo los auspicios de la antigua Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro, con el objetivo de crear una cofradía específica para portar a hombros, en nuevas andas, la imagen de La Soledad. La figura fue donada en el año 1694 por el Capitán de los Tercios don Gabriel de Unsain, de ascendencia riojana, a la entonces iglesia colegial de Santa María de La Redonda, junto con la figura del Cristo Yacente y su urna de plata y carey -ambas fueron encargadas a los mejores artistas de Sevilla-.
Además del paso titular de Nuestra Señora la Virgen de la Soledad, el Miércoles Santo, en la Procesión de El Encuentro, la cofradía procesiona una talla de la Virgen Dolorosa, tallada en 1971 en madera de abedul por los hermanos Navarro de Zaragoza.
El hábito de la cofradía consta de: túnica negra con capuz y guantes blancos, medalla y cíngulo de cordoncillo dorado y, en algunos casos, se porta capa blanca. La sede canónica de la cofradía se encuentra en la Concatedral de Santa María de La Redonda.