Golpe al narcotráfico en La Rioja: 21 detenidos tras un ‘macro operativo’ conjunto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la Agencia Tributaria han desarrollado de forma conjunta la operación «Lirio-Montufar-Birra», una investigación dirigida a desarticular una organización criminal asentada en la región y dedicada al tráfico de cocaína.
El 10 de julio, más de 50 agentes pertenecientes a diferentes unidades especializadas de los tres cuerpos llevaron a cabo 13 entradas y registros simultáneos en Logroño, Villamediana de Iregua y Lardero.
Esta operación ha culminado con la detención de 21 personas, entre las que se encuentran los tres líderes clave de este entramado criminal.
Esta Investigación ha impedido la salida inminente al mercado ilegal de 12.200 dosis de cocaína, valoradas en más de 273.000 euros.
Los implicados en estos hechos son 18 varones y 3 mujeres, con edades comprendidas entre los 27 y 65 años, naturales de España, Colombia y Ecuador, a quienes se les considera presuntos autores de delitos contra la salud pública, tráfico de drogas y pertenencia a organización
criminal.
Durante los registros se intervinieron más de 1.127 gramos de cocaína de alta pureza, precursores para la adulteración de la sustancia, dos mezcladores de droga, más de 15.000 euros en efectivo, 24 teléfonos móviles, dos turismos, una motocicleta, dos armas simuladas, 79 cartuchos de 9 mm Parabellum, defensas de uso policial, un táser, grilletes y documentación relevante para su estudio.
La investigación ha resultado especialmente compleja debido a la amplia infraestructura con la cual contaba la organización criminal, el alto número de sus integrantes y las extremas medidas de seguridad que empleaban para dificultar las labores de investigación y no ser detectados.
Gran cantidad de inmuebles
La organización criminal desmantelada utilizaba numerosos inmuebles repartidos por los municipios de Logroño, Lardero y Villamediana de Iregua. Estos inmuebles, que incluían domicilios particulares, garajes y trasteros, eran empleados para llevar a cabo actividades ilícitas de almacenamiento, manipulación, adulteración y distribución de cocaína, bajo extremas medidas de seguridad. Además, contaban con una red de clientes fija que incluía pequeños traficantes de sustancias y consumidores finales.