La Rioja registra un nuevo descenso del número de incendios durante 2016
Pese a ser un año meteorológicamente peligroso e irregular, se quemaron poco más de 92 hectáreas, muy por debajo de la media del decenio.
El balance de incendios forestales de 2016 ha sido positivo en La Comunidad Autónoma de La Rioja, al registrarse un notable descenso en el número siniestros y una importante reducción de la superficie forestal afectada. El año pasado tan solo se produjeron 47 siniestros, cifra que se encuentra muy por debajo de la media del decenio con 87,9 siniestros anuales; y que ha sido también sensiblemente inferior a la de 2015, con 58 siniestros. Por otro lado, se quemaron 92,2 hectáreas, frente a las 281,4 de 2015, colocándose también muy por debajo de la media los últimos años que supera las 140 hectáreas.
Aunque ha sido un año meteorológicamente adverso en algunos meses, La Rioja “ha conseguido mantener y consolidar la tendencia decreciente de los últimos años tanto en número de incendios y conatos, como en lo que respecta a la superficie forestal quemada”, ha afirmado el consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, Íñigo Nagore, durante la presentación del balance de incendios de la última campaña.
Especialmente significativa, ha reseñado el consejero, está siendo la tendencia decreciente del número de conatos de menos de una hectárea. “El año pasado fueron 35 cuando la media del decenio es 68, casi el doble”. Lo mismo se puede decir respecto a los incendios de más de una hectárea de superficie quemada; tanto la media del último decenio como el dato de 2015 rondan los 20 incendios anuales, mientras que en 2016 solo se registraron 12.
Como contrapunto, la única nota negativa de toda la campaña de incendios ha sido el incremento del número de hectáreas arboladas afectadas por el fuego, 53,97, el doble que el año anterior.
Con estas cifras, la superficie media quemada por siniestro en La Rioja fue de algo menos de 2 hectáreas (1,96), menos de la mitad del año anterior. “La labor de prevención que se desarrolla en los montes riojanos a lo largo del año, la rapidez de los medios de extinción, el hecho de contar con un dispositivo dimensionado a las distintas épocas del año y la creciente concienciación ciudadana están siendo claves para lograr que los siniestros provoquen cada vez menos daños y que la mayoría de los incendios en La Rioja (3 de cada cuatro el pasado 2016) se queden en meros conatos”, ha recalcado Iñigo Nagore.
Meteorológicamente, 2016 ha sido un año bastante irregular, con algunas lluvias en primavera pero varias olas de calor en junio, julio y agosto, y prácticamente ausencia de precipitaciones y tormentas, que dejaron pastos agostados y el terreno muy seco precisamente en las épocas de alto riesgo. Esto provocó que en julio y agosto se registraran 14 incidentes, casi el 30% de los siniestros totales, quemándose en esas fechas el 50% de la superficie forestal de todo el año 2016.
El incendio de mayor extensión se dio precisamente en el mes de agosto en Ausejo, donde se quemaron 20,26 hectáreas de superficie forestal, y que al parecer fue intencionado supuestamente para minimizar daños de caza. Como contrapunto al verano, en el periodo de invierno, a pesar de registrar muy pocas precipitaciones (noviembre a diciembre), sólo hubo 4 conatos y un incendio forestal en diciembre con 6,61 ha.
Uno de cada dos incendios, por uso inapropiado del fuego
La mayor parte de los incendios se siguen concentrando en el valle del Ebro y su origen mayoritario son las prácticas agrícolas inadecuadas como la limpieza de terrenos, ribazos y acequias de riego con empleo de fuego y la quema incontrolada de residuos agrícolas.
En relación con el origen de los siniestros, ocho de cada diez se debieron al factor humano. Dominan los incendios intencionados, que representan más de la mitad de los siniestros (el 55%), generalmente con origen en esas prácticas agrícolas inadecuadas. No obstante, en la media del decenio representaban el 60% por lo que se ve que su importancia relativa está disminuyendo lo que evidencia una creciente concienciación de los agricultores. Le siguen las negligencias y otras causas accidentales (25%). Los incendios por causas naturales (rayos), apenas supusieron un 6%. En otro 11 % de los casos no llegó a determinarse la causa del incendio.
El pasado 2016 las negligencias y causas accidentales más frecuentes fueron debidas a motores y máquinas, en especial cosechadoras y empacadoras. De hecho, los incendios más importantes del verano tuvieron este origen. Por lo que respecta a las quemas intencionadas, la motivación principal ha sido la eliminación de vegetación en fincas, acequias y ribazos.
Relacionando la causalidad con las superficies afectadas, pese a que solo uno de cada cuatro incendios fue por negligencias, estas fueron las responsables de la mayor pérdida de superficie forestal, cerca del 47% del total. La superficie que ha ardido por incendios intencionados, más numerosos, se ha quedado en el 46%.
Cerca de 9,4 millones para la lucha contra el fuego
El Gobierno de La Rioja destinó el pasado año 9,37 millones de euros a la lucha contra los incendios. De esa cantidad, unos 5,4 millones de euros se invirtieron en labores de prevención a lo largo de todo el año; mientras que la extinción concentró 3,97 millones de euros del presupuesto. Nuestra región cuenta con un dispositivo de prevención y extinción de incendios forestales cuya preparación y esfuerzo hacen que se minimicen las consecuencias de los siniestros, lo que junto con la contribución y la sensibilización de la sociedad riojana en relación a los incendios forestales, hacen que se siga manteniendo esa tendencia decreciente en el número de siniestros respecto a medias del último decenio, más teniendo en cuenta las estadísticas de incendios de Comunidades Autónomas limítrofes.
En la actualidad, el dispositivo engloba a más de 300 profesionales y un completo elenco de medios técnicos que se ha ido incrementando en los últimos años para detectar, prevenir y combatir el fuego. Además, existe una permanente coordinación con otras regiones limítrofes para sumar esfuerzos a la hora de combatir grandes incendios con el mayor número de medios posibles.