La tasa de mortalidad por infarto cerebral en La Rioja se reduce a la mitad
En los tres años de funcionamiento de la Unidad de Ictus, 1.216 pacientes han recibido atención en la Unidad desde su puesta en marcha en 2014
La puesta en marcha de la Unidad de Ictus en el Hospital San Pedro ha permitido que, en sus tres primeros años de actividad, la tasa de mortalidad por infarto cerebral en La Rioja se haya reducido en algo más de un 50%. En concreto, el estudio llevado a cabo por la sección de Neurología del Hospital San Pedro indica que la mortalidad por infarto cerebral antes de la puesta en servicio de esta Unidad estaba fijada en un 13,3% y actualmente la tasa de mortalidad es de un 6,1%.
Los pormenores de este estudio han sido presentados hoy por los responsables de la Unidad a la consejera de Salud en una reunión realizada en el Hospital San Pedro. En 2016 este estudio ya demostró una mejoría general en todos los parámetros que se midieron y confirmó que la Unidad de Ictus es un recurso sanitario clave que mejora el pronóstico de los pacientes afectados por esta enfermedad y reduce sus secuelas.
Además se ha conseguido que en el momento del alta hospitalaria, más del 70% de los pacientes tratados sean independientes para las actividades básicas de la vida diaria y que más del 50% se encuentren completamente asintomáticos. Gracias al Código Ictus, se ha conseguido reducir considerablemente el tiempo que transcurre desde que el paciente comienza con los síntomas hasta que reciben tratamiento, aumentando la eficacia del mismo y disminuyendo sus complicaciones.
Desde su puesta en marcha en julio de 2014, por la Unidad de Ictus, ubicada en la planta de Neurología, han pasado 1.216 pacientes, en su mayoría riojanos pero también de comunidades limítrofes. La mayor parte de los ingresos (un 73%) han sido de tipo isquémico (obstrucción de vaso sanguíneo).
Prácticamente la totalidad de los ingresados, 1.190 pacientes, siguieron el tratamiento indicado en el propio hospital San Pedro, mientras que 26 fueron derivados a Navarra para recibir tratamiento endovascular.
El ictus isquémico/infarto cerebral es una enfermedad muy grave, de elevada mortalidad y morbilidad, no sólo por el propio evento como tal sino por el alto riesgo de complicaciones médicas, especialmente infecciones respiratorias y eventos trombóticos.
La consejera de Salud, María Martín, ha indicado que los datos presentados es este estudio “son una magnífica noticia para todos los usuarios del sistema” y demuestran la “eficacia del dispositivo”. Asimismo, ha señalado que el sistema público de salud “va a seguir trabajando para mejorar de resultados”, no sólo en la atención, sino también en la prevención. “Hemos conseguido dar una respuesta rápida en atención, que era uno de los objetivos fundamentales para la mejora de la mortalidad en esta afección, ahora es necesario insistir en que el infarto cerebral tiene una serie de factores de riesgo que pueden ser evitables”, ha destacado María Martín.
Hacer una dieta saludable, hacer ejercicio, dejar de fumar, evitar el consumo excesivo de alcohol y revisar la diabetes y la tensión, “son seis breves consejos, todos ellos evitables, y asequibles a todos los usuarios, que son prácticamente determinantes para evitar el infarto cerebral”, ha afirmado.
Para difundir información sobre el ictus, la Unidad incorpora hoy a su catálogo multimedia en www.riojasalud.es un vídeo con información del neurólogo Francisco Julián Villaverde, coordinador de la Unidad, para reconocer los síntomas de un ictus; grabación que también se difundirá a través de las redes sociales de Riojasalud.
Mejor tratamiento
La Unidad de Ictus, dispositivo de cuidados semicríticos, cuenta con personal especializado y altamente cualificado tanto en la administración y manejo de los pacientes tratados en la fase aguda, así como en la detección y prevención de las posibles complicaciones de los pacientes ingresados en la misma.
Dispone de cuatro habitaciones dotadas con un monitor que registra continuamente las constantes vitales, frecuencia cardiaca, presión arterial, temperatura, oxigenación de la sangre, así como de cámara de vídeo que enfoca en todo momento al paciente. El monitor y la imagen de vídeo están conectados a una central de observación. La unidad también cuenta con un laboratorio de sonología y una sala para educación a pacientes y familias.
En esta unidad ingresan pacientes que presentan un ictus isquémico o hemorrágico (menos de 48 horas de evolución), sin límite de edad. No tienen indicación de ingreso en dicha unidad y se tratan en la planta de neurología los pacientes con daño cerebral irreversible o que previamente presentan una enfermedad muy grave o mortal o dependencia severa.
Las unidades de ictus se consideran el mejor tratamiento del ictus, ya que de ellas se pueden beneficiar casi el 100% de los pacientes que han sufrido un ictus agudo, una enfermedad causada por un trastorno circulatorio cerebral que ocasiona una alteración transitoria o definitiva del funcionamiento de una o varias partes del encéfalo. En función de su naturaleza, se divide en isquemia cerebral y hemorragia cerebral. Sus síntomas más característicos son torpeza o debilidad en las extremidades, desviación de la cara, alteración del habla, alteración del equilibrio y/o disminución del nivel de conciencia.
Enfermedad cerebrovascular
La enfermedad cerebrovascular es la segunda causa de muerte en la población española, la primera en mujeres. Además, es la primera causa de discapacidad en el adulto y la segunda causa de demencia.
Sin embargo, el ictus se puede prevenir y tratar de manera eficaz. La aplicación de medidas preventivas, como el control de ciertos factores de riesgo vascular, disminuye de forma drástica su incidencia y, una vez diagnosticada esta enfermedad, un tratamiento adecuado y precoz mejora significativamente la evolución de los pacientes, dado que reduce la mortalidad y la probabilidad de dependencia.
Son numerosos los factores de riesgo que se han relacionado con el ictus, los más importantes son la edad y el sexo, entre los no modificables, y la hipertensión arterial (HTA), el tabaquismo, la diabetes mellitus (DM), el consumo de alcohol, las dislipemias, la obesidad y la presencia de cardiopatías embolígenas, como la fibrilación auricular, entre los que se puede actuar y modificar.