Diego Urdiales abre la puerta grande de Madrid
El toreo es algo que no se estudia en ningún colegio, que no lo venden en unos grandes almacenes, ni siquiera en ‘Amazon’. El toreo se tiene o no se tiene, se siente o no se siente. El toreo es único y en la feria de otoño de Las Ventas el toreo ha tenido nombre propio: Diego Urdiales.
Las Ventas, la primera plaza de toros del mundo, se ha entregado al toreo excelso de Diego Urdiales. La sonada Feria cuya composición de carteles fue fruto de un sorteo al estilo de los que estamos acostumbrados a ver en el fútbol, sirvió de marco para la tarde en la que el diestro riojano ha sentado las bases de la cátedra del toreo. Una corrida de toros de Fuente Ymbro ha sido la cómplice del triunfo de Urdiales, del triunfo del toreo, del triunfo de la historia del toreo en La Rioja.
Una vez roto el paseíllo, Urdiales ha saludado al primero de la tarde a la verónica, dándole el pecho, con las manos bajas y la suavidad de sus muñecas. Los ‘oles’ no se han hecho esperar. El viento no ha querido perderse la tarde y con él, con la colocación y con un toro que pasaba sabiendo qué dejaba atrás el diestro ha firmado una faena basada en el toreo más clásico: el de adelantar el engaño y rematar atrás. Una estocada en la yema ha servido de rúbrica a una faena premiada con una oreja.
En el cuarto Diego ha realizado el toreo puro, el que cada muletazo es un cartel de toros. El Fuente Ymbro ha seguido el trazo de la muleta de un Urdiales que ha sabido medir los tiempos y la intensidad de una faena que muchos tildan de la faena del año. Se ha parado el tiempo, la plaza ha rugido como las fieras porque el toreo al natural ha sido excelso, templado, profundo, sentido y sin alharacas. También ha brillado el toreo con la diestra; con empaque y con detalles que han dado aún más importancia, si cabe, a una actuación grandiosa rematada con otra escotada haciendo la cruz y tirándose a dar muerte al toro al que ha desorejado. Dos orejas y dos vueltas al ruedo. Madrid a sus pies.
La puerta grande, el premio al toreo, el premio a una vida entregada a la tauromaquia. El premio a un torero: Diego Urdiales.
Isabel Virumbrales